La devoción por el caballo hace que me recorra cientos de kilómetros para disfrutar de los entresijos de este mundo. En esta ocasión, este animal me ha llevado hasta Córdoba. Allí, he podido disfrutar de las Jornadas Técnicas de Doma Vaquera gracias a la Federación Andaluza de Hípica (F.A.H.).
Jueces nacionales y territoriales, miembros de la federación y jinetes, así como, el presidente de la Asociación de Doma de Campo, han presentado las nuevas propuestas de doma vaquera que serán expuestas a la Real Federación de Hípica Española (R.F.H.E.) para que se valoren y, si corresponde, se aprueben por la misma. Además, se han descubierto otras para la mejora y el engrandecimiento para nuestra disciplina.
En estas jornadas he encontrado una doma vaquera abierta tanto en propuestas como en participación por parte de todos los asistentes. He sido testigo de como cada parámetro, cada artículo reglamentario, cada una de esas propuestas de mejoras, de ejercicios y de hojas de puntuación, han sido presentadas, debatidas respetuosamente, valoradas y, en última instancia, aprobadas en votación por todos los participantes federados.
Jueces y jinetes han buscado y encontrado la unión de criterios y valoraciones para las próximas temporadas. Como la mejora de las pistas e instalaciones de los campeonatos, la actualización y remarque de las directrices de los ejercicios de las hojas de puntuación, entre otras.
Tan solo ocho jinetes ha sido el número de participantes que han llevado a acabo la defensa de este grupo y que han transmitido sus necesidades, sus carencias, sus dudas y reclamaciones que, posteriormente, han sido escuchadas, valoradas y llevadas a votación para la mejora de los verdaderos protagonistas, los binomios compuestos por jinete y caballo.
Regreso de unas jornadas donde he disfrutado del propósito de conseguir una doma vaquera de todos y para todos. Donde la intención de llevar esta disciplina al mejor nivel de competición es lo más importante para todos los que asistimos. Vuelvo muy satisfecha y, sobre todo, expectante con el comienzo de la nueva temporada.
No se trata de trabajo sino de dedicación y disciplina. De paciencia, de decoro, de ilusión. Lecciones que sigo aprendiendo conforme pasan los días y las horas en este mundo. SICAB 2016 me ha llenado de momentos el corazón y, sobre todo, de estas pequeñas enseñanzas que le dan sentido a la pasión con la que vivo el campo y el caballo.
Es una forma de conocer más y acercarnos a este animal que no deja de sorprendernos. Incluso después de tantos años, sigo conmoviéndome cuando jinete y caballo se unen. Pero también, cuando este binomio es capaz de congregar a miles de personas que se ven irremediablemente atraídas por este universo mágico. Es entonces, cuando la reunión de todos ellos hace que tu experiencia sea aún más enriquecedora.
Personas que admiro, creativas, únicas en su trabajo como Raúl Cerro Barrero, gran maestro artesano del calzado a mano y a medida, entre sus clientes se encuentran grandes figuras del toreo y del mundo del caballo O José Luis Lazo. Personas que se dedican en cuerpo y alma a cuidar y proporcionar una calidad de vida inmejorable a estos ejemplares como José Ángel Contreras Fernández, propietario de la yeguada Spanish Vicoba.
Aquellos que sienten este arte y son capaces de plasmarlo de manera impecable mediante el objetivo de una cámara o a través herramientas tan puras como sus propias manos como Ramón Azañón.
Personajes indispensables que nos informan sobre las últimas novedades y que cubren en vivo y en directo campeonatos y eventos como José Antonio Nuñez.
O jóvenes y talentosas promesas como Candela Cruz Casilla, campeona de doma vaquera en esta vigesimosexta edición del Salón Internacional del Caballo, SICAB, y subcampeona de España de menores en la misma disciplina. Además, de todos aquellos aficionados, amantes del caballo y sin los cuales esta experiencia no hubiera sido posible.
Cierro SICAB con nuevos conocimientos, nuevos proyectos y cargada de momentos emocionantes. He disfrutado de unas jornadas maravillosas, rodeada de mi mundo, el caballo, el que me recuerda constantemente que es largo el camino por recorrer, nunca nos empapamos lo suficiente. Todos aprendemos de todos y, cuando se ama, el saber no ocupa lugar ni tiempo, pues creo que a todos nos vuelan las horas en esta bendita pasión.